16 noviembre 2008

Domingo III - T.O. -A-

Podríamos decir que todos tenemos la cabeza llena de pájaros. Pero nos empeñamos en no dejarles volar, creyendo que vale más pájaro en mano que ciento volando...

Y es que tenemos muchas ilusiones, muchas ideas, pero renunciamos a ellas a fuerza de ser realistas, prácticos y técnicos... Y sin darnos cuenta, con ese afán de ser tan prácticos y tan perfeccionistas, hemos cortado las alas a nuestra imaginación y nos hemos convertido en materialistas, individualistas e insolidarios.

Desde el comienzo de su predicación, Jesús trató de conectar con lo más profundo del ser humano, intentado suscitar lo mejor que Dios ha puesto en nosotros, la Capacidad creadora y organizadora del mundo, llamados a crear, a organizar...

Todos soñamos con un mundo mejor, donde no haya pobres, donde no haya miseria, soledad, desesperación, hambre, ... oscuridad...

Y lo mejor de todo es que "ese sueño" Dios lo quiere hacer realidad. Su sueño es el Reino de Dios, ese del que nos habla hoy Jesús...

Ese que levantará nuestra esperanza, ese que nos pondrá en movimiento, listos para la acción...

El Reino que anunciaron los profetas, cantaron los salmistas es el que ahora Jesús presenta con hechos y palabras...

Pero para que se haga realidad todo esto hace falta algo indispensable: CONVERSION.

"Convertíos, cambiad de mentalidad, alegraos porque también vosotros estáis llamados a tener parte en el Reino que Dios quiere traer..."

Para que llegue el Reino de Dios, Jesús nos necesita... LA LLAMADA, LA VOCACIÓN.

Jesús nos llama, nos necesita... ojalá que seamos como aquéllos que inmediatamente se fueron con Él... porque urge y Dios quiere actuar ya.

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