26 noviembre 2008

Domingo 2º de Cuaresma -A-

Hay muchas ocasiones en la vida en la que por diversos motivos o circunstancias estamos deprimidos, tristes o con pocas ganas de hacer nada ni de ver a nadie... Son esos momentos en los que no se ve nada o prácticamente nada con claridad.

A Jesús le pasaba igual que a nosostros... En el texto que acabamos de escuchar se observa a Jesús y a sus discípulos que están pasando momentos difíciles ( son momentos de miedo, de duda, de tensión... ).

Algo tan fácil como encender una llama, candil (luz) en la oscuridad nos ayuda a entender ese momento que vivió Jesús y tres de sus amigos.

Y es que, en la oscuridad necesitamos la luz, y Jesús necesitaba esa luz... sintiendo esa luz fue capaz de transmitírsela a sus discípulos que hasta entonces no entendieron eso de recorrer el camino de la entrega para llegar así al momento de la Gloria...

¡Qué bien se está aquí!, llegará a decir Pedro... y es que cuando se está cerca de Jesús, ¡ qué bien se está...!

Nuestra misión como cristianos es la de despertar en los demás el sentimiento y la certeza de que sólo con Él se encuentra la Paz, la serenidad y la felicidad que todos buscamos...

La gente tendría que decir al conocernos ¡qué bien se está contigo ! y lo dirá cuando seamos capaces de ser como Jesús: cuando amemos sin medida (porque el amor no se mide ni se calcula... se da por entero y gratuitamente...), cuando seamos capaces de desprendernos del propio yo ( y pensar más en nosotros), cuando seamos comprensivos, tolerantes, dialogantes y humildes...

Contagiemos nuestra ilusión y entrega para que otros puedan experimentar lo mismo que nosotros.

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