La semana pasada nos preguntábamos ¿qué hay que hacer para ser Feliz?
Y Jesús nos respondía con las Bienaventuranzas... ( la receta para ser feliz...)
Hoy le podíamos preguntar y ¿cómo podemos ser felices? Y nos responde de manera sencilla pero profunda:
"Para ser felices y para ser discípulo de Jesús hay que ser como la sal y como la luz".
Hoy Jesús nos dice que nuestra misión como creyentes es "aclarar" el sentido de la vida (LUZ) y "dar" el sentido a la vida (SAL).
Al igual que pasa con la sal debemos aportar sabor y gusto a la vida a menudo aburrida e insípida de tanta gente. Y es que a veces los agobios de la vida nos hacen olvidar la alegría, el humor, la acogida, la ilusión por vivir...
La sal es la imagen de la discreción: no se ve, se disuelve, aparentemente no está pero se nota (digo si se nota...)
Y luz porque estamos llamados a iluminar las tinieblas del mundo, aunque seamos una humilde cerilla... una pequeña luz puede iluminar una gran oscuridad...
Tenemos una luz que no se apaga y es la fe... esta fe nos debe llevar a darle sabor y sentido a todo en nuestra vida...
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