Todos hemos asistido alguna vez a una boda y hemos notado que los amigos de los novios son los que más se hacen notar a lo largo de la fiesta que se prolonga el tiempo que haga falta… y es que se sienten más libres y más espontáneos a la hora de manifestar su cariño a aquéllos que quieren como amigos…
Y es por ahí por donde va Jesús… Mientras el novio (Jesús) está en medio de la comunidad no es posible el ayuno del amor, todos han de quererse y ayudarse… Cuando no esté el novio habrá que recurrir al ayuno de la espera confiada de aquél que sabe que vendrá al final de la historia…
Y es que el ayuno, dentro de la mentalidad judía, manifestaba duelo y también espera y preparación para el encuentro con Dios.
Hoy el Evangelio nos hace preguntarnos:
¿Cómo es nuestra relación con Dios?
¿En qué se basa…, en lo pasado, en lo viejo, en lo rutinario, en lo que no cambia, o en la novedad que Él nos propone?
. El vino nuevo es el Evangelio de Jesús…
. El odre (recipiente) viejo es la mentalidad del “cumplimiento”.
. El odre nuevo es la mentalidad del corazón.
. El odre viejo es la mentalidad de hacerlo todo por obligación… no de corazón…
Y por eso… Jesús no cabe en odres viejos, sino en odres nuevos.
Somos amigos del novio y se nos tiene que notar que Él provoca en nosotros fiesta, alegría e ilusión…
Habrá que preguntarse… ¿cómo están nuestros odres (nuestro corazón) para contener en él lo nuevo de Jesús?...
La cuaresma que llega nos ayudará a renovar, convertir y cambiar nuestro corazón gracias a la Novedad que Jesús nos propone…
Feliz Domingo con Jesús…