20 junio 2010

Domingo 33 del T.O. - C

A todos nosotros nos gusta sentirnos seguros, y es que el sentimiento de seguridad es uno de los que más apreciamos y buscamos.

Queremos en todo momento, saber cómo, por dónde y con quién tenemos que ir...

Normalmente nos gusta saber cuánto tenemos que dar, cuánto tenemos que hacer... y en cuanto a Dios también...

Jesús habla de la destrucción del Templo de Jerusalén, y es que el templo era para un judío la seguridad... mientras estuviera el Templo allí, un judío sabía cómo tenía que vivir y actuar...

Jesús anuncia que la destrucción del Templo sería definitiva y que desde ese momento la relación del hombre con Dios no estarían limitadas ni por un lugar, ni por unas leyes, sino que la humanidad entera será el gran Templo de Dios que habrá que cuidar y mimar.

Jesús, por así decirlo ya estaba aludiendo a lo que hoy llamamos "cambio climático".

Si miramos:

EL MUNDO: guerras, catástrofes, hombre...

LA IGLESIA: envejecimiento, descenso del número de creyentes.

NUESTRA VIDA: desilusión, vacío, soledad, enfermedad.

Jesús ante todo esto, más que miedo nos quiere transmitir serenidad..., las dificultades son imprevisibles y a veces inevitables... el miedo ante ellas es admisible...

El peligro está en desanimarse, en cansarse, en verlo todo negro...

Jesús nos garantiza la victoria final si ponemos de nuestra parte (haz las cosas como si dependieran de ti, sabiendo que en gran medida dependen de Dios).

FIRMEZA, CONSTANCIA, FIDELIDAD, CONFIANZA.

" No tengáis miedo... yo he vencido al mundo "

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno Damian¡¡¡