20 junio 2010

Domingo 25 del T. O. - C

Hay cosas en la vida que intentamos guardar y procuramos que no se sepan... (los años, los problemas personales o familiares..., pero sobre todo el dinero...)

Con el dinero pasa como con los años... cuanto más tenemos, menos queremos que se sepa... y conforme más tenemos más limitados nos encontramos...

Hoy Jesús nos enseña con aquella parábola del administrador sagaz que lo importante es el futuro y que tenemos que ser previsores de ese futuro...

Nos pide que imitemos la astucia de aquel hombre, no para asegurarnos un futuro material, sino para entrar en el Reino de Dios.

Y es que la gran lección de Jesús es decirnos que el dinero y los bienes siempre llevan consigo un peligro, y es esclavizarnos, obsesionarnos y hacernos tan egoístas que nos olvidemos de Dios y de los demás.

- Si hacemos del dinero nuestro dios nos convierte en sus esclavos...

- Si ayudamos generosamente con nuestro dinero a los necesitados nos hacemos merecedores del premio que Dios nos tiene reservado...

El Señor hoy nos pide que seamos astutos, honrados y sobre todo generosos...

La cuestión está en saber dónde estamos poniendo nuestro corazón... de si el dinero nos sirve (que eso no es malo) o de si más bien servimos nosotros al dinero (que eso sí es malo...)

No olvidemos que a Dios le agradará lo que hagamos por el otro, no por el dinero en sí que hayamos dado, sino por la actitud del corazón con que lo hayamos hecho... con generosidad...

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