El mes de noviembre está todo él marcado por el recuerdo de los difuntos. Las lecturas de hoy nos invitan a mirar más allá de nuestra vida en este mundo y volver a sentir la esperanza en la vida eterna que Dios no quiere dar.
Si de la mano de Dios han brotado la vida y el ser humano, si Dios es nuestro Padre lleno de amor, lo coherente es pensar en una vida feliz y para siempre junto a Él.
Sencillamente porque es un Dios que llama a vivir y a hacer vivir.("Porque para Él, todos están vivos ").
Pero sabemos que esta vida terminará; que tenemos "fecha de caducidad", pero en vez de cerrar los ojos ante lo que nos vendrá algún día, hemos de vivir el presente como una nueva oportunidad.
Atentos: "Pasa como con los yogures u otros alimentos"
Y es que quien se pone cara a cara delante de la muerte, descubre la otra cara de la moneda: La vida (viviendo cada día como el último nos llevaría a vivirlo con intensidad), y la muerte (como un paso más), descubriendo lo bueno que tiene todo hasta en lo peor que nos pueda pasar,
Sin olvidar que somos humanos y nos vendrá siempre la pregunta ¿Por qué?.
Pero sabemos que poniendo los ojos en Cristo crucificado podremos encontrar alivio ante ese misterio doloroso y crucial de nuestra vida.
Poniendo nuestra mirada, nuestra vida y nuestra confianza en Cristo muerto y resucitado.
Hoy nos pide Jesús que nos espabilemos, que no caigamos en la tristeza sin sentido, que vivamos nuestra vida con intensidad y que no perdamos la ESPERANZA.
Su promesa de vida y vida junto a Él, la cumplirá, no nos defraudará...
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