20 junio 2010

Domingo 28 del T.O. - C


Todos recordamos que de niños nuestros padres nos enseñaron a pedir las cosas "por favor " y a que nos acostumbráramos a dar las gracias cuando alguien nos diera algo o nos ayudara... de ahí la frase: "Es de bien nacidos, ser agradecidos...".

Y es que, tal y como nos recuerdan las lecturas de hoy, el agradecimiento es una de las actitudes humanas y evangélicas básicas en la vida.

Ser agradecidos implica reconocer que lo recibido en bien propio no es un derecho, sino un don, un regalo... y los dones, los regalos, siempre se agradecen...

Vivimos en una sociedad burocratizada en la que dar gracias se ha convertido en un trámite burocrático...: en un simple ticket de la compra se nos dice "gracias por su visita".

Es un "gracias " dicho desde el interés y el egoísmo...

Con el relato que hemos escuchado se nos quiere hacer entender que el cristiano, el verdadero creyente, seguidor de Jesús, no es el que pide gracias o recibe gracias, sino fundamentalmente quien da gracias ...

San Agustin dirá:

"La fe es creer en lo que no se ve, y la recompensa es ver lo que uno cree... "

De ahí surge el agradecimiento... y este me ha de llevar al seguimiento...

Ese fue el camino de aquel que se volvió a dar gracias a Jesús...

A los demás les movió la necesidad interesada... a él la fe confiada...

Y cuando uno va al Señor con fe y con confianza... uno no puede más que agradecer y decirle:

"Te seguiré... me pongo en tus manos"...

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