Todos recordamos que de niños nuestros padres nos enseñaron a pedir las cosas "por favor " y a que nos acostumbráramos a dar las gracias cuando alguien nos diera algo o nos ayudara... de ahí la frase: "Es de bien nacidos, ser agradecidos...".
Y es que, tal y como nos recuerdan las lecturas de hoy, el agradecimiento es una de las actitudes humanas y evangélicas básicas en la vida.
Ser agradecidos implica reconocer que lo recibido en bien propio no es un derecho, sino un don, un regalo... y los dones, los regalos, siempre se agradecen...
Vivimos en una sociedad burocratizada en la que dar gracias se ha convertido en un trámite burocrático...: en un simple ticket de la compra se nos dice "gracias por su visita".
Es un "gracias " dicho desde el interés y el egoísmo...
Con el relato que hemos escuchado se nos quiere hacer entender que el cristiano, el verdadero creyente, seguidor de Jesús, no es el que pide gracias o recibe gracias, sino fundamentalmente quien da gracias ...
San Agustin dirá:
"La fe es creer en lo que no se ve, y la recompensa es ver lo que uno cree... "
De ahí surge el agradecimiento... y este me ha de llevar al seguimiento...
Ese fue el camino de aquel que se volvió a dar gracias a Jesús...
A los demás les movió la necesidad interesada... a él la fe confiada...
Y cuando uno va al Señor con fe y con confianza... uno no puede más que agradecer y decirle:
"Te seguiré... me pongo en tus manos"...
No hay comentarios:
Publicar un comentario