20 junio 2010

Domingo 24 del T.O. - C

Solemos escuchar con frecuencia eso de "Tanto tienes..., tanto vales... " y es que nos importa tanto el tener que solemos valorar a los demás por lo que tienen y no por lo que son...

Tras escuchar estas dos parábolas nos damos cuenta de cómo actúa Dios, de la alegría que produce en Él la conversión y el cambio a una nueva vida...

En definitiva, Dios no nos ama por nuestras virtudes sino porque somos sus hijos... no nos ama por lo que tenemos o hacemos, sino por ser sus hijos queridos... estemos en la condición que estemos ... Él nos ama...

Si yo dijera hoy... ¿quién quiere este billete?, todos lo desearíamos por lo que vale, por lo que es...

... Si lo estrujara... ¿lo seguiríamos queriendo...? ...¿ y si lo tiro al suelo y lo pisoteo?.

Haga lo que haga con él lo seguiríamos deseando...

Nosotros, para Dios, somos como ese billete; a veces, ensuciados, aplastados por nuestras decisiones y por nuestro estilo de vida nos sentimos indignos y sin valor... sin embargo para Dios seguimos valiendo enormemente...

Para Él nadie es causa perdida, sencilamente porque somos sus hijos.

No olvidemos que Dios está más cerca cuanto más se le necesita...(el problema está en si realmente le necesitamos ... pase lo que pase Él nunca nos fallará...

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