A ninguno de nosotros nos gusta que nos duela algo, ninguno de nosotros pide pasar por la prueba del dolor, de la enfermedad, de la soledad y menos de la muerte... En cierta manera nos pasamos la vida "huyendo" de ese momento porque sabemos que ese momento, tarde o temprano llegará...
Pero hay dos maneras de vivir esa espera:
+ Con miedo, con angustia y con ganas de dar la espalda a lo inevitable...
+ Con valentía, pidiendo la ayuda y la fuerza necesaria para pasar por ahí...
Cristo supo en todo momento lo que le esperaba y no pudo evitar que el miedo y la tentación de huir le saltara... Sin embargo, aún teniendo eso en cuenta, decidió continuar y suplicó al Padre que le diera la fuerza que necesitaba...
Debemos pedir ayuda a Dios para no huir, para hacer su voluntad, aunque no la entendamos...
Con San Agustín deberíamos decir:
"Da lo que pides y pide lo que quieras"
Jesús dice que ha llegado su hora, pero sabe que esa "hora" de sufrimiento, de muerte, de renuncia y de cruz dará paso a otra "hora" de gozo, de luz, de alegría, de bienestar y de Paz... Todo cambiará... basta con tener fe, confianza y valor...
Y eso se consigue mirando una y otra vez a Jesús en la cruz, en ese signo donde podemos descubrir el gran amor con el que nos amó al entregar su vida por nosotros...
Que éstos sean nuestros sentimientos, ahora y siempre, pero especialmente a las puertas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús...
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