Como siempre ocurre en el Evangelio, hoy nos podemos volver a identificar con algunos de los personajes que aparecen, en concreto con el sordomudo...
Él es símbolo de un mundo aislado, sin comunicación.
Solemos decir: ¿Qué me pueden enseñar los demás que yo ya no sepa?.
Y ante ésta o parecidas preguntas podríamos pensar en ese refrán: "No hay peor sordo que aquél que no quiere oír".
Solemos tener varios tapones que no nos dejan oír, no sólo a los demás, sino a Dios:
1- La Soberbia, que hace que no nos hagamos pequeños como Dios quiere.
2- La Vanidad, que nos impide seguir a Cristo por el camino de la sencillez.
3- El Egoísmo, que nos impide oír lo que Jesús nos dice sobre el amor al prójimo y el espíritu de servicio.
4- La Violencia, que hace que hundamos cada vez más a los demás.
5- La Avaricia, que hace que no compartamos nada con los demás...
Ojalá escuchemos hoy del Señor "efetá" :
Ábrete - Cambia - Conviértete...
Ojalá, y eso le pedimos, abramos nuestros oídos, nuestro corazón y nuestra vida a aquél que nos puede liberar y ofrecer la libertad y felicidad que buscamos en nuestra vida...
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