20 febrero 2009

Domingo 33 del T.O. -B-

Todos nosotros nos podemos quejar de algo que resulta realmente penoso si lo vivimos sin la capacidad de asombrarnos y sorprendernos... y es de la Rutina con la que vivimos gran parte de nuestra vida... Cada mañana puntualmente el sol consigue abrirse paso y no nos damos cuenta de que la noche (la oscuridad) ha sido vencida por la luz... Cada otoño la vida adormece y pasado el duro invierno, la primavera nos trae el anticipo del deseado verano...

Y lo peor es que nos hemos acostumbrado..., y precisamente a asombrarnos nos invita hoy la Palabra de Dios, aunque parezca asustarnos, el Señor lo que pretende transmitirnos es que cuando experimentemos en la vida que todo se derrumba, cuando tengamos el sentimiento de que todo se acaba, sepamos no perder la calma, la serenidad... la esperanza que nos ofrece su Palabra.

A todos nos inquieta el futuro, lo que será de nosotros... lo que ocurrirá más adelante y podemos vivirlo de tres maneras:

1- Creer que todo acabará mal (pesimistas) y paralizarnos (estancarnos).

2- Desanimarnos y recurrir a "planes alternativos" que intenten llenar el vacío que sentimos: alcohol, juego,droga, depresión, hundimiento...

3- O vivirlo al estilo del verdadero creyente, que pone su confianza en Dios y sabe esperar sin desesperar... (sabiendo que Dios cumple la Palabra dada y no nos dejará...).

El Señor, por tanto, no pretende "aguarnos la fiesta" sino "prepararnos para la gran fiesta".

Aquélla en la que "no había llanto , ni luto, ni dolor... sino alegría sin fin...". La Eterna Primavera que dará paso al más espléndido verano junto a Dios que nos Ama....

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