20 febrero 2009

Domingo 32 T.O. -B-

Estamos acostumbrados a calcular, medir, el valor de las cosas por su tamaño, por su brillo, por el ruído que producen... y olvidamos que más bien se miden y calculan con exactitud por la generosidad que las acompaña...

+ Unos presumían de las dos grandes tentaciones que todo ser humano tiene: la ambición y la hipocresía...

+ Aquella pobre mujer no tiene nada ni de qué presumir, sólo de tener un corazón grande y una confianza total y grande en Dios.

Jesús valoró el gesto de desprendimiento de aquella mujer, un gesto cargado, no de avaricia e hipocresía (por quedar y aparentar bien ), sino por ser un gesto cargado de Amor.

Hoy, más bien, el Señor , más que alabar lo que nos tendría es que regañar...

Sobre todo, regañar esa "tacañería" con la que a veces damos ( y no sólo en cuanto al dinero... sino en cuanto al amor, sin buscar ningún interés, gratuito y generosamente a todos...

Es una pena que el modelo de sociedad y convivencia que tenemos a nuestro alrededor no esté basado en lo que cada persona es sino en lo que cada uno tiene...

Aunque no "tengamos" nada más que poca cosa, que no olvidemos que somos hijos de Dios y que como hijos hemos de pensar..., hemos de ser... y hemos de actuar...

No olvidemos que en la medida en que demos y nos demos estaremos siendo "ricos" ante Dios... Y que siempre podemos dar más...

El buen ejemplo de la vida no es un buen ejemplo a seguir sino un camino (el de las Bienaventuranzas) a seguir.

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