08 diciembre 2008

Domingo Segundo Tiempo Ordinario (B)

Se podría decir que hoy va la cosa de escuchar, hacia dentro y hacia fuera. De escuchar bien atentos… Vivimos en un mundo donde no podemos estar sin algo que oír...

- Entramos a casa y lo primero es encender la tele o la cadena de música.
- Entramos en el coche y lo mismo.
-En la playa…, hasta en los centros comerciales necesitamos la música para amenizar las compras…

Y es que oír es fácil porque no requiere prestar apenas atención (oímos mientras nos arreglamos, mientras nos distraemos…)

Pero escuchar es algo más serio, requiere una dosis de interés, de preocupación, de atención…

Las personas se quejan de incomunicación y sin embargo hablamos más que nunca y es que quizás sea porque oímos pero no escuchamos…

Si no escuchamos a las personas… ¿Escuchamos a Dios? Para hacerlo hace falta:

Cierto silencio interior, cierta serenidad de espíritu y sobre todo un gran deseo de oírlo…

Cinco momentos importantes se han de dar en nosotros: Deseo de ver a Dios, el deseo me lleva a Buscar a Dios, la búsqueda me lleva a Sentir a Dios (escuchar a Dios…) y esto nos llevará a TRANSMITIRLO.

Basta con decirle como Elí “Habla que tu siervo escucha” y Jesús nos volverá a decir “¿Qué buscas?,” esa pregunta nos lleva a pensar dónde busco yo la felicidad
Jesús no habla de lo que Él hace sino que nos invita como a aquellos discípulos a que “veamos, juzguemos, y si encontramos algo mejor…”

Dichosos nosotros si sabemos escuchar, elegir y acercarnos a Él… Se nos quedará grabado para siempre…

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