08 diciembre 2008

Domingo primero Adviento (B)

Comenzamos hoy el Adviento, un tiempo cargado de esperanza. Hoy comenzamos un nuevo año cristiano, el ciclo B de la Liturgia.
Durante este tiempo se nos invitará constantemente a estar vigilantes, a desear con ardor la venida del Señor, a confesar nuestros pecados y pedir perdón de ellos, a mirar a la vida con los ojos de la fe, para descubrir la presencia del Señor que viene…

Pero si echamos una vista a nuestro alrededor nos daremos cuenta que quizás hasta nosotros mismos estamos de vuelta de casi todo, ya no esperamos ningún Salvador y lo peor es que a veces pensamos que no necesitamos que Dios nos ayude…

Con nuestro saber científico hemos logrado que los tullidos anden, que los sordos oigan, que los ciegos vean…, hemos arrancado frutos abundantes de los desiertos, y hasta hemos escalado los cielos… cantando así, no la gloria de Dios, sino la gloria del hombre…

Muchos piensan que ya Dios no es necesario, se arreglan sin Dios y hasta es posible que algún día resucitemos a los muertos…

Y sin embargo nos hemos vuelto violentos, acudiendo a la guerra para defender la paz… Cada vez distanciamos y más la distancia entre los países ricos de los países pobres… Nos vemos amenazados continuamente, y es que, conocemos lo que es el bien, pero nos falta fuerza y voluntad para cumplirlo…

Toda la ciencia unida no puede ni podrá nunca producir ni una migaja de AMOR, ni una gota de ALEGRÍA.

No nos damos cuenta que sin Dios, todo carece de sentido, la muerte hace inútil todas nuestras conquistas y esperanzas…

Para un creyente, que observa todo esto a su alrededor, tiene que ser consciente que la vida tiene sentido, que amar es una forma de mantenerse a la espera, por eso hay que vivir con honradez, limpieza y transparencia, siendo generoso y alegre con todos… para que si viene el Señor en cualquier momento nos encuentre siempre vigilantes, atentos…, preparados…

El Señor vino y vendrá… pero sobre todo, el Señor está viniendo a tu vida en cada instante… ¿no lo notas…? Si no es así es que tienes frío el corazón y el espíritu…

¡Ven Señor Jesús! ¡Que cada uno de nosotros abra su corazón y su vida a tu venida!
Porque de corazón: (ESPERAMOS TU VENIDA).

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