05 febrero 2012

Ser religiosa…

Ser religiosa es
pertenecer a la misma estirpe de las primitivas vírgenes cristianas. Es haber
mirado una vez fijamente a la Luz y ya no ver fuera de ella apenas otra cosa
que tinieblas.

Ser religiosa es poseer un alma de precisión, un
corazón de alta fidelidad. Es dar testimonio vivo contra tanto creyente que
pretende trabajar en joyería espiritual con mentalidad y manos de un burdo
herrero.

Ser religiosa es dejar a unos posibles hijos, perderse
en el vacío bosque de la nada para casarse con Cristo en el Calvario, ese monte
donde sólo se engendran almas.

Es renunciar a tener una familia como propia con el
único anhelo de que todos te llamen: ¡Madre!; de que todos te griten: ¡Hermana!...

Ser religiosa es permanecer en constante “radioescucha”
a la espera de cualquier angustioso "S. 0. S.". Es tener el deber de
servir sin el derecho a esperar las gracias.

Ser religiosa es formar parte escogida de la reserva espiritual del
mundo, es consagrar la vida a inyectar eficacia divina en obras puramente
humanas; es, como dijo el
Maestro, escoger sencillamente la
mejor parte.

Ser religiosa es todo eso. Y por eso, agradezco a Dios
la vida religiosa.
Dios les bendiga a todas


Damián (5 de Febrero de 2012)

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